Wednesday, October 16, 2013

Apártate de las Delicias Turcas

Tengo la costumbre, mala o buena según cada quién, de leer los libros varias veces. Recientemente comencé (por segunda vez)  la serie "Las Crónicas de Narnia", y al presente estoy leyendo el segundo libro (en orden cronológico*) "El León, La Bruja y El Ropero".
Leyendo durante mi tiempo de break, me tope con una situación interesante y  me pareció compartir lo que llegó a mi mente

Edmund ya se estaba sintiendo incómodo por haber comido tantos dulces, y cuando escuchó que la Señora de la cual se hizo amigo era una bruja peligrosa se sintió aún más incómodo. Pero aún así quería probar la Delicia Turca de nuevo más de lo que quería cualquier otra cosa.” (C.S.Lewis, Las Crónicas de Narnia, el León la Bruja y el Ropero)

En la historia, Edmund sigue a Lucy en el closet, y por error entra a Narnia. Allí tiene un encuentro con la bruja, la cual, conociendo más que Edmund sobre lo que sucedía e iba a suceder en “su” reino,  lo sedujo y engañó con “Delicias Turcas”, obteniendo así información que le beneficiaba.

Si, es cierto que Edmund no sabía en principio la naturaleza de la señora ni de los dulces, pero cuando Lucy le explica la situación de Narnia y el rol de la bruja en todos los acontecimientos; aún así, Edmund sigue deseando Delicias.

Esto me acuerda a nosotros mismos a mí:  muchas veces pecamos y cuando Dios, de alguna manera, nos revela nuestra falta nos sentimos bien abatidos. Pero, muchas veces simplemente es eso: sentirse mal. Y, como Edmund, seguimos pensando, deseando e incluso buscando *eso* que sabemos que está mal. 

La Biblia es clara cuando nos dice: 

“El camino del necio es recto a sus propios ojos, mas el que escucha consejos es sabio.” Proverbios 12:15

Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. Reconócele en todos tus caminos, y El enderezará tus sendas. No seas sabio a tus propios ojos, teme al Señor y apártate del mal. Proverbios 3:5-7

“Huye, pues, de las pasiones juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que invocan al Señor con un corazón puro.” 2 Timoteo 2:22.


Claro, el Señor nos dio un Espíritu (si sigues mi blog sabrás que muchos creen que se encuentra en tu barriga) para que nos lleve a ser confrontados y a arrepentirnos del pecado que cometemos. Pero, precisamente por esto, no sólo te sientas mal cuando peques: apártate del mal, escucha el consejo de los sabios y  sigue el camino de Dios.

*Aclaración para los Narnia-lovers, ellos sabrán el porqué de dicha especificación.